jueves, 29 de octubre de 2020

Para Ti: Mi Reina de Saba (I.C.G.C.)


Eres mi Reina de Saba, que traes hasta mi alma la ofrenda de sándalo de tu amor envuelta en caricias y besos infinitos, quiero...

... que seas ese tiempo existente solamente en el espacio creado entre nosotros mientras todo lo demás se desvanece...

Y el perfume de tu piel y la miel de tus labios que inmensas ocasiones he probado en mis sueños, sea la esencia que embriague de placer nuestros días, y el calor del vientre salvaje de tu pasión consuma nuestra ansiedad dentro de ti.

sábado, 29 de diciembre de 2012

Y nos fundimos en la eternidad de la noche...




Miraba la eternidad en la profundidad de tus pupilas
mientras nuestros cuerpos desnudos temblaban de amor
en un estertor de amor tántrico, excelso, divino, mágico…
las pieles apenas se rozaban bajo el resplandor de ese sentimiento
esperando fundirse en el torbellino de emociones que nos envolvía…
Tu alma me juró en silencio lo inefable del momento, aferrada al secreto de mis besos
que tiernamente se derretían sobre tus hombros brillantes.
Viví mil años antes y sólo hasta entonces, sumergido en tu nirvana supe lo que de verdad era el
 amor, en el vuelo mágico de tus suspiros que se ahogaban con los míos en esa sintonía perfecta
de nuestras vidas… 

domingo, 11 de noviembre de 2012

La Luna del 12 de Noviembre...Dulce... Tan Dulce...


Quiero beberme todas tus esencias,
calmar mi sed con tus temblores
y sentir el placer mientras tú habitas
las más tiernas moradas de mi cuerpo.

Con nuestras almas en un 
solo deseo y nuestros cuerpos
en un solo universo,
te entregaré sin condiciones
mi pasión y mi locura para
que tú dispongas de la cura.


Quiero la noche eterna,
quiero que el día no exista
para estar entre tus brazos
y hundirme en tus caricias.



Quiero un beso tan profundo
que no deje lugar a dudas
y que haga de la existencia
nuestra existencia una tortura.



Quiero fundirme contigo,
estar dentro de ti como un fuego
imposible de asfixiar.
Quiero abrazarte fuertemente
para que no puedas escapar.
Quiero que la noche no muera,
quiero que sea eterna
para amarnos con más fuerza.



Quiero que los días sean Eternos
y escasos para dar paso a la noche
con su descaro pasional.
Quiero que mi cuerpo sea
víctima de tus dedos y labios
y que los poros de tu piel 
sean mi alimento.



Quiero que tu lengua
busque mis rincones
y que ni la sombra perdones
porque encontraras mi alma 
gimiendo el sabor de tus sensuales

insinuaciones.
 —

domingo, 21 de octubre de 2012

La Piel de Fátima...

La piel queda expuesta junto con tu recuerdo
palpita serena en la memoria, con un pálpito cenital
en las entrañas, un parpadeo de fuego o escama, que se
instala de lleno en el silencio, se revuelca con la
sombra o cadena y rebusca tus ojos en las orillas
perdidas del ayer.

Y fue precisamente en tus ojos que me interné por
entero, descubrí el follaje de tus pestañas de aluminio
y relámpago, me aventuré y moré en ellos, sujeto de
una mirada que tenía propia, y me envolvía
nocturno para yacer en ella, como si un mar hecho
cielo me mirara.

Pero ahora que el recuerdo se hizo piedra que respira,
que las palabras se expanden y crepitan junto al
fuego, puedo evocar tu longitud de mujer: una mujer
descalza y desnuda, que me embestía con besos de
niebla y carmín. Me percibo tantas veces anegado en
su humedad de mujer.

La piel se manifiesta de frente al recuerdo. Un latido la mira...


(Autor: Patricio Sarmiento Reynoso)


domingo, 26 de agosto de 2012

Mi Romance Con Los Libros


Hace tiempo, no sé determinar realmente en qué momento ocurrió, pude percatarme de la extraña relación que he podido encontrar entre el amor que puede uno sentir por una mujer como por un libro.
Bizarra, si, ya lo sé, pero así es mi apreciación. Empero creo que abundan los símiles en esta relación que ahora propongo. Desde mi infancia todavía recuerdo a mi papá cómo a manera de estímulo me incitaba a leer con la promesa de darme a cambio un obsequio o un premio por hacerlo; pobre de mi viejo: mientras él pensaba que para inculcar en mi persona el hábito de la lectura, yo, enamorado a primera vista de los libros, ganaba por partida doble, pues mientras obtenía lo que quería en cosas de niño o adolescente, simultáneamente devoraba, casi con un salvaje frenesí cuanta cosa con letras se me ponía enfrente: libros, revistas, periódicos, monografías, enciclopedias y similares. Creo que hubo momentos que lo llegué a realizar con un cierto dejo de, si me permiten el término por lo poco apropiado, con lascivia y con lujuria literaria, en un desenfreno total por estar leyendo a cada momento, hecho que al tiempo le cobró la factura a mi sentido de la vista al grado de llegar a usar gruesas gafas de las que solamente pude librarme gracias a una cirugía láser en los ojos, pero mi pasión crecía como la de aquél que se apasiona más y más por el amor de una mujer...
Para mi la experiencia comienza desde el contacto visual, cuando rotulas el objeto de tu deseo. Me resulta, a primera vista excitante la portada y la pasta de un libro que versen sobre un tema determinado que llame mi atención, en un primer escarceo amoroso; ojearlo y hojearlo, tocarlo, posar mi vista repentinamente sobre su solapa o la contraportada hurgando una sinopsis que me pueda proporcionar mayores elementos para determinar si continúo o no con mi conquista; si prosigo avanzando en mi aventura...

La obra que ha atrapado mi corazón de ávido lector, merece ser recorrida por mis dedos, en un extraño ritual, igual que con la delicadeza y a la vez el urgente requerimiento de una dama, buscando sus puntos neurálgicos, sensibles al tacto del placer. Una portada rústica, una dura, cada una demanda una especial tratamiento. El olor que desprende cada ejemplar también es otro rubro que, platicando con otros sibaritas de las letras, hermanos como yo de este mismo deleite visual y sensible del cachondeo literario hemos plenamente coincidido. Igual que una chica que desprende fragancias  de ensueño, los libros, estoy convencido, son poseedores de sus propias feromonas sexuales: el olor tan característico de su papel, de sus tintas, te puede transportar a momentos, épocas y lugares en los que nunca has estado pero que seguramente has soñado...como los labios que nunca has besado...
Es caer en un vórtice de mil sensaciones placenteras, de serotoninas espirituales, del alma, recorrer cada palmo de su anatomía, de la extensión de cada una de sus hojas y del brillo o de la opacidad de las mismas, igual una novela, una biografía, una aventura te inserta en ese intenso torbellino de emociones...
  Y sin caer en exageraciones, conforme avanzas en tu relación los vínculos se fortalecen, con el libro puedes llegar a reír, reflexionar, soñar, llorar, enojarte y pasar por todo un espectro de sensaciones que te atan fuertemente como lo puede hacer una mujer. También hay, como en ambos casos, intercambio constante de fluidos: lágrimas, saliva, sudor y hasta café muchos lectores lo hemos derramado en cada ejemplar que hemos poseído, que hemos hecho "nuestro"; el libro en reciprocidad nos deja trazos de celulosa cuando no en muchos casos hasta de la tinta misma que es su propia sangre; se adhieren y se pegan sus hojas amorosas a nuestros fieles dedos...
Con ellos sostenemos una extraña y no menos fascinante relación de intimidad: nos acompañan en la cama, en nuestro estudio; los llevamos a la sala de nuestro hogar y no son pocos quienes los llevan de paseo hasta el baño si es preciso y la urgencia de su presencia así lo requiere; caminan junto a nosotros por la calle bajo el cobijo amoroso de nuestro brazo o de fieles copilotos en el automóvil, a veces discretamente disfrazados de audiolibros, cuando no haciéndolo veladamente encriptados en el secreto profundo de un Ipad con camuflaje en PDF...
Están presentes en cada momento crucial de nuestras vidas, ya sea en la escuela como textos, que, como la niña que va con nosotros por doquier y en la adultez como el compañero inseparable de los versos que deseamos recitar a nuestra amada cuando los recursos de nuestras neuronas se obnubilan por el exceso de testosterona, con la urgente necesidad de abrir frenéticamente cada una de sus pastas y desvirgar rabiosamente el interior de sus capítulos hasta quedar rendidos, a veces dormidos sobre sus hojas dobladas que amorosamente nos abrazan hasta que despertamos con el rostro marcado por los relieves de los textos de sus portadas...
En cada caso, la situación siempre es la misma, pues pasado el furor de nuestra incontinente arremetida, aún terminada su lectura, sabemos que por delante siempre habremos de tener más retos literarios, más desafíos que recorrer con nuestra alma, otros textos que acometer y pulsar con cada latido de nuestro corazón y miles de historias que conocer con nuestra mente en una lluvia incesante del genio del espíritu humano que nos ha proporcionado ése placer tan exquisito como una taza de café colombiano o de chocolate caliente que es la lectura...
Y como requisito indispensable para alimentar nuestro cerebro y nuestro espíritu si realmente es nuestro deseo seguir ascendiendo más alto...!!!